COVID-19
En las entradas anteriores, comenté alguno de mis bloqueos. Sin duda, es una situación desagradable y agobiante. Agobio por tener que hacer algo y que no se te ocurra nada. Y que no se te ocurra nada por el agobio.
Con la situación de la COVID-19, esta angustia ha aumentado con creces. Angustia porque estoy en el último año de carrera, angustia porque son mis últimos proyectos (y quiero que me salgan bien), angustia porque el hecho de estar en casa es la excusa perfecta para crear, angustia porque tengo la mente en blanco. Todas las personas con las que he hablado me consuelan, me dicen: pero no te preocupes, esto es una situación excepcional, no puedes exigirte nada en estos momentos, lo que te pasa es normal, relájate.
Me he relajado. He leído más que nunca. He hecho un par de puzzles de mil piezas con mi familia. Pero todavía no he conseguido encajar mi mente en todo este asunto. El agobio sigue ahí, en segundo plano y me impide avanzar.
Con la situación de la COVID-19, esta angustia ha aumentado con creces. Angustia porque estoy en el último año de carrera, angustia porque son mis últimos proyectos (y quiero que me salgan bien), angustia porque el hecho de estar en casa es la excusa perfecta para crear, angustia porque tengo la mente en blanco. Todas las personas con las que he hablado me consuelan, me dicen: pero no te preocupes, esto es una situación excepcional, no puedes exigirte nada en estos momentos, lo que te pasa es normal, relájate.
Me he relajado. He leído más que nunca. He hecho un par de puzzles de mil piezas con mi familia. Pero todavía no he conseguido encajar mi mente en todo este asunto. El agobio sigue ahí, en segundo plano y me impide avanzar.
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